Entrevista a la Dra. Ana Zugasti Murillo, Jefa de la sección de nutrición del Hospital Universitario de Navarra (HUN)
Ana Zugasti, jefa de la sección de Nutrición del Hospital Universitario de Navarra, ha sido elegida por Forbes como una de las 100 mejores médicos de España
"Debemos trabajar para ver si es diferente la enfermedad en un hombre o una mujer y si los tratamientos pueden ser distintos en eficacia, en dosis e, incluso, en seguridad; ahí sí que tenemos un reto en los próximos años"
Ana Zugasti Murillo (47 años), jefa de la sección de Nutrición del Hospital Universitario de Navarra (HUN), asegura que a lo largo de su carrera no ha sufrido ni presenciado ningún acto discriminatorio por ser mujer. “Mis principales mentores fueron hombres, tanto en Madrid como aquí en Pamplona, y no he tenido nunca ninguna dificultad”. No obstante, la especialista pamplonesa –de la Txantrea, recalca– aboga por que la mujer se libere de la “presión social”. “Evidentemente hay que cuidarse y tener una buena composición corporal por salud, pero hay cuerpos que no son tan normativos y que no incluyen ninguna patología y asumir eso también es saludable”, sostiene.
PREGUNTA. Forbes le incluyó en la lista de los 100 mejores médicos y médicas de España. Enhorabuena. ¿Qué sintió al recibir este reconocimiento?
RESPUESTA. En primer lugar, sorpresa, porque no es una cosa a la que te presentes. La selección la hacen los periodistas de la salud y no tengo muy claro los criterios. Entiendo que es un reconocimiento al trabajo sobre todo de los últimos años y que, de alguna manera, ha llamado la atención. Esto es como otras escalas, no siempre mide lo mejor, siempre hay cosas que no se miden y hay gente que podría estar ahí, por supuesto, y que no está, con lo cual yo agradecida. En los últimos años desde aquí hemos coordinado distintos proyectos que han sido un poco novedosos. Hicimos una web en 2017 para pacientes con fallo intestinal, que es una enfermedad rara que tenemos que enseñar a ponerse alimentación por vena en el domicilio. En 2019-2020 hicimos un estudio de desnutrición relacionado con la enfermedad, que coordinamos a 17 hospitales y recogimos datos de más de 2.000 pacientes. Y luego coordinamos el primer manual de teleconsulta.
P. De los 100 facultativos, una cuarta parte son mujeres. Cómo lo valora.
R. Fíjese que a mi me llama más la atención cuántos hay de centros públicos y de centros privados –sonríe–. Supongo que hay varios análisis: de mujeres, de edad... Si nos ceñimos a nuestra especialidad –Endocrinología y Nutrición–, de los cinco médicos reconocidos cuatro somos mujeres, con lo cual me muevo en un entorno en el que igual esas diferencias por sexo no las siento. En el servicio somos mayoría y en el equipo de Nutrición somos un hombre y cinco mujeres.
P. En la Medicina, ¿qué retos u objetivos de cara a la igualdad se plantea?
R. Sí que en la atención en los últimos años hay lo que se llama la dimensión de género para tener en cuenta que hay enfermedades que van a afectar de una manera distinta a hombres y a mujeres y que muchas de las fórmulas que hemos estudiado están diseñadas para cuerpos masculinos. Por distintos motivos se suelen seleccionar menos mujeres para los estudios; se intenta, pero a veces la muestra no es representativa y eso se tiene que intentar pulir. Por ejemplo, se ha visto que cuando una mujer tiene un infarto los síntomas no son iguales a los de un hombre y los que clásicamente se estudian en la carrera son los que siente un varón. Eso está cambiando en los últimos años y se están intentando diseñar protocolos en los que se consideren que los síntomas igual no son los mismos, que tenemos los órganos iguales pero distinta fisiopatología o distintas maneras de sentir según qué tipo de patologías. Pasa también al contrario, por ejemplo con la osteoporosis, con lo cual en los dos sexos puede haber sesgo. Debemos trabajar para ver si es diferente la enfermedad en un hombre o una mujer y si los tratamientos pueden ser distintos en eficacia, en dosis e, incluso, en seguridad; ahí sí que tenemos un reto en los próximos años.
P. En su especialidad, ¿cuáles son las patologías más frecuentes en la mujer? ¿Hay diferencias por sexo?
R. Nosotros vemos como los dos polos, la obesidad severa o mórbida y las desnutriciones severas. En la desnutrición relacionada con la enfermedad va a afectar más o menos igual, pero en la obesidad vemos que por los estereotipos sociales las mujeres pueden demandar una pérdida de peso o un tratamiento más o menos agresivo en función de unos objetivos que van a estar relacionados con la estética, sin duda también con la salud, pero la presión social puede ser mayor en relación con la estética que lo que puede querer un varón cuando viene a la consulta. En los trastornos de conducta alimentaria (anorexia, bulimia...) tenemos muchísimas más chicas y mujeres afectadas. El entorno social hace mucho para esa exigencia de delgadez y creo que ahí la sociedad también tenemos mucha responsabilidad, desde la ciencia y desde los ciudadanos, para intentar rebajar esas obligaciones o necesidades de cuerpos que salen ahora en redes sociales.
P. ¿Ponemos el foco en estar delgadas y no en una alimentación sana?
R. Sí. La delgadez está muy normalizada. Muchos ingresos que tenemos con bajos pesos que en las tablas son de desnutrición son mujeres que están trabajando, que están en un entorno social que no asume eso como enfermedad. Llama mucho la atención que hayamos hecho el ojo a ver con normalidad pesos que en las tablas son desnutrición severa y esas personas pueden estar estudiando, pueden estar trabajando incluso en el ámbito sanitario y en su entorno nadie ha interpretado que eso es una enfermedad. Es más, probablemente les hayan felicitado porque les ven bien, les ven atractivas y seguramente a otro tipo de personas en ese entorno a nada que hayan ganado algo de peso más de uno les echará en cara cómo te estás poniendo... Ahí creo que se nos está yendo un poco el foco, que estamos ensalzando la delgadez, sin tener en cuenta que puede ocultar una enfermedad, y estamos achacando a todos los que tengan obesidad de falta de voluntad, de gula o de un problema de control, cuando hay otras muchas más causas detrás. Eso sí que es un problema porque hay niños que viven en esos entornos y que van a aprender de esos estereotipos; es delicado.
P. ¿Qué retos se plantea Ana Zugasti?
R. A nivel sanitario, si los pacientes con obesidad tuvieran más acceso a fármacos financiados sería un gran avance. La investigación en los próximos años nos va a facilitar tener fármacos muy potentes para perder peso, pero va a ser una limitación que el paciente lo tenga que pagar. Ahora en Navarra una persona que quiere dejar de fumar puede tener la ayuda y financiación para un fármaco y no la tiene para dejar de tener obesidad. Eso es muy llamativo e injusto. En la desnutrición, nuestra idea es sensibilizar a todas las especialidades para controlar el peso, porque si hay desnutrición todo lo demás, sea una cirugía, sea una quimioterapia... va a ir peor.