Berger MM, Shenkin A, Dizdar OS, Amrein K, Augsburger M, Biesalski HK, Bischoff SC, Casaer MP, Gundogan K, Lepp HL, de Man AME, Muscogiuri G, Pietka M, Pironi L, Rezzi S, Schweinlin A, Cuerda C. ESPEN practical short micronutrient guideline. Clin Nutr. 2024 Mar;43(3):825-857. doi: 10.1016/j.clnu.2024.01.030. Epub 2024 Jan 30. PMID: 38350290.

Wunderle C, Gomes F, Schuetz P, Stumpf F, Austin P, Ballesteros-Pomar MD, Cederholm T, Fletcher J, Laviano A, Norman K, Poulia KA, Schneider SM, Stanga Z, Bischoff SC. ESPEN guideline on nutritional support for polymorbid medical inpatients. Clin Nutr. 2023 Sep;42(9):1545-1568. doi: 10.1016/j.clnu.2023.06.023. Epub 2023 Jul 8. PMID: 37478809

Hanna D, Makar M, Berger A, Johal AS, Confer BD, Khara HS. JPEN J Parenter Enteral Nutr. 2024 Jan;48(1):120-127. doi: 10.1002/jpen.2575. Epub 2023 Nov 27. PMID: 37904600.

La colocación de una gastrostomía endoscópica percutánea (PEG) es el método más común para la alimentación enteral a largo plazo cuando la vía oral no es posible, o segura, y el tránsito gastrointestinal es funcionante. Una duda importante es saber cuándo se puede iniciar con seguridad su uso una vez colocada.  Este trabajo, de Hanna y colaboradores, es un estudio de cohortes retrospectivo donde se evaluó la seguridad del uso inmediato del tubo PEG tras su colocación inicial (menos de 1 hora) frente al inicio tardío (más de 4 horas tras su colocación). El objetivo primario fueron las complicaciones dentro de los 30 días posteriores. Los objetivos secundarios fueron morbilidad, mortalidad, duración de la estancia y necesidad de reemplazo del PEG. De 1296 pacientes, 704 iniciaron nutrición por la PEG de modo tardío y    592 iniciaron de modo uso inmediato. No hubo diferencias significativas en complicaciones (3.4% vs 4.4%; P = 0.76). Tampoco hubo diferencias significativas en morbilidad, mortalidad, readmisiones, reemplazo del PEG o duración de la estancia hospitalaria. Los autores concluyen que la alimentación inmediata después de la colocación del tubo PEG es segura.

Wunderle C, Stumpf F, Schuetz P. JPEN J Parenter Enteral Nutr. 2024 Jan;48(1):27-36. doi: 10.1002/jpen.2534. PMID: 38193635.

Artículo de revisión que desarrolla la relación existente entre la inflamación y el estado nutricional. La inflamación contribuye a la desnutrición relacionada con la enfermedad, promoviendo anorexia, pérdida de musculo y resistencia a la insulina, lo que incrementa el catabolismo. Esta relación también es bidireccional puesto que la nutrición influye en la inflamación. Este papel importante de la inflamación queda de manifiesto en el hecho de que está incorporada como uno de los factores etiológicos de los criterios GLIM.  Además, se revisan aspectos terapéuticos en relación con la nutrición: hay nutrientes como los ácidos grasos ω-3 y la dieta mediterránea, rica en componentes antiinflamatorios, que han mostrado beneficios en algunas situaciones clínicas, como por ejemplo en determinados pacientes oncológicos. Esta relación entre inflamación y nutrientes abre vías hacia una nutrición de precisión e individualizada según los distintos factores etiológicos de la misma. El problema se plantea con las patologías con un gran componente de inflamación donde los resultados no son los esperados frecuentemente. El uso de biomarcadores, como por ejemplo la proteína C reactiva, podría ayudar a identificar, y a estratificar a pacientes en función de su componente inflamatorio y ajustar sus tratamientos.

Lilong Z, Kuang T, Li M, Li X, Hu P, Deng W et al. Clin Nutr. 2024 Jan;43(1):31-41. doi: 10.1016/j.clnu.2023.11.009. Epub 2023 Nov 14. PMID: 38000193.

Artículo original, que mediante una búsqueda sistemática en múltiples bases de datos, se investiga la correlación entre la sarcopenia y los resultados clínicos en pacientes con cáncer gastrointestinal, tratados con inhibidores de puntos de control inmunitario (ICI). Se recopilaron 13 estudios con 1294 pacientes. Los resultados mostraron que los pacientes sarcopénicos tenían una supervivencia general y una supervivencia libre de progresión significativamente peores (HR = 1,697 y CRI = 1,551, respectivamente), así como tasas de respuesta general y control de la enfermedad más bajas comparadas con los pacientes no sarcopénicos. Sin embargo, la presencia de sarcopenia no aumentó la incidencia de eventos adversos relacionados con el tratamiento (OR = 1,377). La conclusión de los autores es que la sarcopenia se asocia con peor respuesta y eficacia a largo plazo del tratamiento con ICI en pacientes con cáncer gastrointestinal, aunque sin aumentar los eventos adversos.